Una obra social

Así, con desparpajo, calificó esta semana el presidente de la Diputación a Segovia 21. Esta semana ha tenido lugar el primer acto de presentación de los variados proyectos que acoge Segovia 21, esa iniciativa privatizadora y acaparadora de fondos y terrenos públicos cuya legalidad se está dilucidando en el juzgado, mientras las máquinas talan árboles a toda mecha y abren zanjas a destajo, tanto que sus responsables –que, francamente, puede que lo sean también civilmente, en términos judiciales- dicen que toda la infraestructura, la urbanización de la zona, estará concluida antes de fin de año.

El acto de presentación se centraba en el vivero de empresas: 15 metros cuadrados a 180 euros al mes. Dice la prensa que el edificio es moderno y funcional y está equipado con todas las comodidades y que la luz y las vistas a la sierra son inmejorables. Una buena solución, económica y todo, para aquellas personas que anden buscando un piso de alquiler. Y si no, vean ustedes lo que dan por 180 euros de nada: esa cantidad no sólo da derecho al uso del despacho, sino que también incluye el mobiliario, la climatización, servicios de teléfono, fax, fotocopiadora y banda ancha, limpieza, consumo eléctrico, servicios básicos de secretaría, mensajería, seguridad y conserjería, acceso a las salas de reuniones de uso común, un servicio de asesoramiento empresarial y subvenciones para la compra de equipos informáticos.

Hubo más frases conmovedoras sobre Segovia 21, como esta perla del presidente de la Cámara de Comercio: “Hemos puesto el cuerpo y ahora tenemos que poner el alma”, o esta referencia náutica del alcalde de Palazuelos, avezado navegante del proceloso mar de ladrillo en que quiere convertir a su municipio, que se refirió a ese proyecto como “la proa de un futuro económico y empresarial muy prometedor para la provincia de Segovia”. Atilano también estuvo, pero los medios no han dejado ninguna sentencia de nuestro prócer más ilustrado. ¿Por qué será? Mientras estos personajes nefastos para el patrimonio de Segovia y sus habitantes celebran ruedas de prensa, la naturaleza retrocede. Ya se sabe lo que viene después: el alma y la proa del futuro. Os lo traduzco, para que se entienda: el complejo hotelero, el campo de golf, los chalecitos, el afirmado de calzadas, los aparcamientos y otras menudencias que engordarán la cuenta corriente de quienes vosotros y yo entrevemos.