Polvos y lodos

Ese era el titular de un artículo de Ruth Toledano, publicado ayer en la sección de Madrid de "El País". Me viene ahora a la memoria, cuando leo la profundísima autocrítica que hace nuestra Izquierda Unida local de su batacazo electoral, golpe que ha provocado su desaparición del ayuntamiento de la capital.

Las cosas son claras para ellos. La derrota se ha debido a:

1. La incultura de los ciudadanos y ciudadanas de Segovia


2. La existencia de colectivos ciudadanos, supuestamente progres, tales como Amigos del Patrimonio y Ciudadanos por Segovia


3. Los titulares de "El Norte de Castilla" críticos con la gestión urbanística del alcalde de Palazuelos.

También habla del bipartidismo provocado por la utilización demagógica del terrorismo por parte de la derecha, pero como en este asunto puede haber un atisbo de razón, he enumerado los otros tres, que son auténticas perlas. Vayamos por partes, en orden inverso a la enumeración:

• Los titulares de El Norte respecto a la gestión urbanística de Palazuelos han sido absolutamente suaves, piadosos con lo que se ha hecho. Esa alcaldía se ha convertido en el buque insignia del capitalismo de ladrillo provincial: ha promovido auténticos pelotazos urbanísticos, es la responsable del escándalo de Segovia 21 y en su mente ha estado siempre el destrozo de Las Calderas. Ningún especulador inmobiliario se hubiera atrevido a tanto. Pero su éxito electoral esconde, además, un tremendo fracaso: Segovia 21 se ha convertido en una causa judicial (y no sólo en eso: en la mayor conspiración de silencio y temor que ha vivido Segovia en estos años de la llamada democracia. ¿Por qué particiopa IU de ese ambiente de silencio, de callar ante el poder?) y su política de planes parciales para levantar miles de viviendas va a la deriva: los 11 planes -creo que son 11; ya me pierdo con tanto intento de destrozar prados- están paralizados o van a ser paralizados de forma inminente.


• Izquierda Unida tiene el honor de haberse situado enfrente de los colectivos ciudadanos y ecologistas. No deja de tener mérito dar la espalda a las movilizaciones y a las denuncias contra el caos inmobiliario, contra la gestión hecha para impedir el fraude de los miniapartamentos de la SEK, contra la construcción de una presa en Las Calderas. Por supuesto, La Vereda, Amigos de las Cañadas, Protejamos las Calderas, Ciudadanos por Segovia, Amigos del Patrimonio, son todos aliados y votantes del PP... Paso por alto esta actitud política tan estupenda y tan de izquierdas de no contaminarse juntándose con los colectivos ciudadanos, de no reunirse con ellos, de ignorarles totalmente, pero situarse enfrente....


• En cuanto el recurso a la incultura de los segovianos y segovianas me parece de traca. Los segovianos y segovianas no nos hemos enterado de la estupenda labor hecha en Patrimonio. Pueden apuntarse logros extraordinarios, pues gracias a esa gestión estamos con el embrollo de los zulitos junto a la SEK (recuérdese que se había denunciado al menos seis meses antes), con un parking tremendo en las Oblatas (pobre arco de San Cebrián) o con otros asuntos menores, como la demolición de la Casa de Mixtos, por ejemplo. La tónica general ha sido la innacción o la inhibición ante los desmanes. Reconozco que no sabía que era su concejala la que nos trajo el nuevo transporte urbano (qué lista fue Ana Sanjosé, llevándose el mérito de lo que había hecho otra persona) y que la gestión al frente de la Casa de la Juventud y del deporte ha sido bastante mejor y más participativa. Por cierto, Izquierda Unida de Segovia es a la política de izquierdas lo que el Foro de Patrimonio es a la participación: un paripé. ¡Ah! De lo que sí nos hemos enterado desde nuestra incultura es de la crisis abierta en Izquierda Unida de Segovia, con gente que se ha opuesto a esta forma de hacer política y que ha tenido que abandonar este barco que ahora va a la deriva, con un único capitán navegando en el mar de ladrillos del capitalismo provincial.

Pues de esos polvos vienen estos lodos. Dice también Ruth Toledano en el artículo que citaba al inicio que Pepe Ribas, fundador de la revista Ajoblanco, dice que actualmente vivimos en un sistema que puede calificarse como franquismo de partidos. Pues sí, todo parece lo mismo y no encontramos una plataforma que nos ayude a enfrentarnos a los desgarrones que la situación actual presenta. Parece que nuestra única misión es votar para mantener unas siglas, que no están con nosotros en las duras, en sus sillones.

Con toda certeza esta falsa autocrítica tan llena de dardos hacia todos los demás no es el diagnóstico que ha de hacerse de la realidad en la que vivimos. La realidad está en la calle, no en los despachos de la Diputación o de las constructoras, ni siquiera en las sedes de los partidos, y no se puede avanzar hacia ella por alfombrados campos de golf ni por numerosísimas plazas de parking de lujosos hoteles privados, sino entre árboles y al lado de esos denostados colectivos ciudadanos. A ver si empezamos a hacer política de izquierdas.