Un ejemplo

Tengo amigos en tierras de Sevilla. Son una gente estupenda: críticos, luchadores, llenos de energía y con un sentido del humor y unas ganas de vivir envidiables. Esas son dos cualidades muy del Sur que cuesta encontrar aquí, en estas tierras altas.
El caso es que allí sufren el mismo mal que aquí: al este de la ciudad de Sevilla, en el Aljarafe, asisten, dicen ellos -ya veis qué cosas más raras les pasan- a un acelerado proceso de transformación que nos muestra un espacio saturado, caótico, mal planificado, en el que cada responsable político hace de su capa un sayo. Una suma de pueblos empujados hacia un crecimiento urbano, a velocidades que nada tiene que ver con el desarrollo de personas y de sociedades. Crecimientos basados en el ladrillo que han olvidado la dimensión humana. Proceso que amenaza con intensificarse ante las perspectivas que ofrecen muchos de los planes urbanísticos (PGOU) actualmente en tramitación.
Ante este extraño proceso -cualquier parecido con lo que asoma por aquí, a los alrededores de Segovia es total similitud, copia exacta del mismo mecanismo capitalista-, con estas maniobras especulativas contenidas en los planeamientos ideados por promotores y secundados por ayuntamientos, un grupo de personas inquietas se ha agrupado en la denominada Plataforma Aljarafe Habitable
El caso es que ahora están en plena lucha y lo hacen a su manera. Haciendo un festival 100% cívico, que dura todo el día: con actuaciones musicales durante todo el día, la elaboración de una obra pictórica colectiva, la puesta en marcha de un catálogo fotográfico, lectura de textos literarios, ...y una comida. Todo eso en un parque, de las 12 de la mañana a las tantas de la noche. Será el día 17 de marzo, en el parque del Alamillo, en Sevilla.
¡Qué envidia me dan!
Ojalá cundiera el ejemplo por aquí.