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domingo, agosto 27, 2006

Orcajo: las fuentes de la Granja corriendo con agua plastificada

En estos días se está celebrando en Estocolmo la Semana Mundial del Agua. En ese foro Greenpeace ha denunciado que España es uno de los países que peor gestiona el agua, debido, sobre todo, a su uso sin restricciones para la agricultura y la elevada demanda del turismo. Pese a que se están haciendo esfuerzos para mejorar el riego agrícola, donde sólo el 15% de los regadíos son eficientes, no se observan criterios de racionalidad en el gasto del agua para el turismo, además de los nuevos desarrollos urbanísticos y los campos de golf planeados "que amenazan con convertir a la costa española -y lo que no es la costa, aunque en Segovia hubo costa en el Cretácico, añado yo- en un desierto de cemento". Por ello, las consecuencias ambientales, sociales y económicas por la falta de previsión en la gestión del agua serán dramáticas si no se toman medidas urgentes. Los periodos de escasez y sequía se convertirán en crónicos en buena parte del país.

Los responsables de Greenpeace aseguran que el debate sobre el uso del agua en España necesita de una mayor responsabilidad por parte de los partidos políticos, que deben asumir que el desarrollo económico sostenible sólo puede ser posible si promovemos una nueva cultura del agua. No se puede seguir con la actitud irresponsable de demandar más agua o seguir promoviendo desarrollos urbanísticos faraónicos y cientos de campos de golf sin tener en cuenta el derroche, la mala gestión y la prioridad en los usos, todo ello enmarcado en el nuevo escenario del cambio climático, aseguran.

Tendrían que convencerse de esto los partidos políticos de por aquí, empeñados en la estafa del ladrillo, el mamoneo de los campos de golf y el estropicio descarado que supone privatizar los recursos hídricos que, además de ser de todos, son también de las futuras generaciones. Muy pronto pasará lo que dice aquí el amigo Orcajo en El Norte del pasado viernes: las cosas ya no son lo que eran. De momento, los de la botellita cuya etiqueta empieza por bezo (qué curioso el diccionario; bezo: carne que se levanta alrededor de la herida enconada), han plastificado el agua de las fuentes del Cambrones, con bendiciones y ayudas de la Junta y de varios munícipes de esos que se quejan de que les falta el agua.

P.D. Otra curiosidad lingüística, atalaya en germanía (la palabra así, solita, sin mancomunidad ni nada) significa ladrón.